miércoles, 9 de noviembre de 2011

¡Ponche a los políticos! Una visión de la historia venezolana según Roberto Olivo. (II Parte)


Roberto deja constancia de sus convicciones de­mocráticas. Estas se han hecho cada día más fuertes. Pese a ello, no deja de reprochar que en estos últimos 33 años, se hayan perdido cosas que existieron en un sistema como el de Pérez Jiménez."Cuando Pérez Jiménez, Venezuela vivió años de mucha tranquilidad en lo que a seguridad personal se refiere. Quienes vivimos en aquella época, estamos impresionados por lo que está sucediendo actualmente en el país. Lo que ocurre es terrible, algo incompa­rable.

     La democracia ha perdido mucho terreno, desgra­ciadamente para las personas que nos gusta vivir en libertad, pero en una libertad que se respete y en la cual se cumplan las leyes, en donde no haya los robos al erario público que existen hoy día y que nos han arruinado. Tengo la esperanza de que esta situación se vaya a arreglar y que los hombres encargados de dirigirnos en el futuro, serán honestos y correctos, como lo fue Rómulo Betancourt.

     El trazó las líneas para que Venezuela siguiera adelante y tuvo el apoyo de políticos serios, que lo acompañaron en un momento tan difícil por la presen­cia de la guerrilla". Cuentan que estando el máximo líder de Acción Democrática en el poder, éste llegó al Aeropuerto de Maiquetía y fue conducido a un salón especial, donde tendría un encuentro con los periodistas.

     Ya allí, alguien le dijo:
-Presidente, anoche usted tenía el brazo en buena forma.
-¡No, qué va! lancé una bolita maluquita, pero tuve la suerte de que Olivo la cantó strike -respondió Betancourt.
Todo el mundo celebró la salida y el Presidente agregó:
-En medio de los aplausos y la gritería del público, pude escuchar cuando un aficionado le gritó al umpire:
-Olivo, cántale strike para que te aplaudan. Y así fue en verdad lo que ocurrió.
Y entonces, Betancourt finalizó apuntando:
-Y después hablan mal de Olivo

     Según Roberto, el período de Rómulo fue muy positivo. Empero, los recuerdos que guarda de los meses que vivió Wolfgang Larrazábal en la presiden­cia, luego de la caída de Pérez Jiménez, no son precisa­mente los mejores.

     "A quien sí voy a criticar, tajantemente, es al Con­tralmirante Wolfgang Larrazábal. La gran falla que hubo cuando derrocaron a Pérez Jiménez, fue haber declarado aquel Plan de Emergencia que, prácticamente, comenzó la ruina del país. Con ese plan se perdió el control y el orden que había con los trabajadores en cuanto a responsabilidades, y se le dio rienda suelta a una cantidad de cosas perjudicia­les. El dinero se empleó de cualquier forma, se dio el caso de que algunos trabajadores tenían dos o tres empleos y se permitió la proliferación de ranchos, los cuales habían sido eliminados, casi en su totalidad, por Pérez Jiménez.

     Después de Rómulo entró otro militante de Acción Democrática, como lo fue Raúl Leoni, extraordinaria persona de grandes dotes morales y con una familia bien constituida, como tiene que ser un Presidente de la República".

     Pese a su buena impresión sobre los dos primeros gobiernos de la era democrática, Roberto Olivo decide lanzarse en franco apoyo a la candidatura presiden­cial del copeyano Rafael Caldera, quien resultó electo Primer Magistrado para el período 1969-74 en los comicios de 1968. El chief umpire fue uno de los mayores animadores de la campaña de Caldera. Con sus fuertes gritos de "Play ball", daba inicio a los mítines del candidato verde y, con el mismo colorido y sabor que le imprimía a un Magallanes-Caracas, decretaba out a los adecos.

     "Acompañé a Caldera sin buscar en ninguna forma un cargo público ni político, porque nunca lo necesité, gracias a Dios. A Caldera había que darle respaldo por sus cualidades de hombre público y político de gran envergadura. Me decidí a apoyarlo y, afortuna­damente, salió electo. Con su presencia en Miraflores, contábamos con un hombre del cual sabíamos quiénes eran su esposa y sus hijos", afirma con certeza el miembro del Salón de la Fama venezolano.

     "Me incorporé a la campaña -agrega-, luego de una reunión en la cual se formó el Grupo de Independien­tes con Caldera (ICC). Fue una campaña extraordi­naria. Yo mezclaba el béisbol con el aspecto político y presentaba los mítines gritando ¡Play ball! Recuerdo que en Barquisimeto, se llevó a cabo una concentra­ción en el estadio, que estaba completamente lleno. El animador era el Dr. Luis Herrera Campins y después hablaron "Pepi" Montes de Oca y el propio Caldera. Luis Herrera inició el mitin y dijo:
-Ahora le toca hablar a mi compadre Roberto Olivo.
Como siempre, comencé gritando ¡Play ball!, y me mandé a hablar sobre el candidato en términos beisbolísticos:
-El mejor pitcher que tiene Venezuela se llama Rafael Caldera, El cambio va, va y va de jonrón...

     También estuve en la Plaza de Maracay, donde hubo un lleno impresionante. De repente, notamos que la gente se estaba marchando, por lo que Eduardo Fernández se me acercó y me pidió que buscara animar al público. Metí aquel grito de ¡Play ball! y todo el mundo regresó. Ayudé a Caldera y no me pesa. Pienso que fue un Presidente correcto y honesto".

     Durante la primera administración copeyana, Olivo desempeñó un cargo ad honorem en la Oficina de Quejas y Reclamos, al lado del general Alberto Monserratte. Además, estuvo como Comisionado del IND para el Béisbol Profesional, cargo del cual se separó por discrepancias con el titular inedista de entonces, Carlos Felice Castillo.

     "De ahí en adelante -reflexiona "Supermán" - comenzó la débanle. Con el mandato de Carlos Andrés Pérez, vinieron los cinco años de la Venezuela Saudita, mientras se descuidaba el desarrollo de la agricultura y la educación, así como la salud de la población.

     Posteriormente, vino Luis Herrera, quien también tuvo su representación familiar bien marcada. Su error fue que lejos de aminorar la hipoteca que el mismo dijo que recibía de manos de Carlos Andrés, la acrecentó. Todo el que tiene una hipoteca trata de saldarla o, por lo menos, de rebajarla. Además, Herrera metió en su gabinete a elementos de su con­fianza, muchos de los cuales lo traicionaron.

     Seguidamente, entramos en la maravillosa pre­sidencia del famoso bonachón, el simpático Jaime Lusinchi. ¡Qué agradable persona!
Mi señora me decía siempre:
-Ay, pero si es muy simpático.

     Sí, es verdad, le contestaba yo, pero lo que no veo por ninguna parte, es su formación. Y a la vista está el desastre que dejó en sus cinco años. Cuando entró al gobierno, dijo que la botija estaba llena, pero cuando salió, todos estábamos raspando la olla.

     Una democracia así como la que estamos viviendo, yo no la quiero, ni la aprecio. La democracia nos está hundiendo y si aquí no se le pone una verdadera atención a los problemas, con gobiernos de compro­bada solvencia moral y ética, no sabemos qué nos espera. Los gobiernos deben tener hombres de con­ductas ejemplares, en especial el Presidente. Ruego a Dios para que todo cambie, sobre todo por la juven­tud, que es el 70 por ciento de la población, porque yo ya estoy haciendo cola para La Guairita. Si no se producen los correctivos, entonces vendrán otras alternativas por sí solas. No creo que Venezuela deba pensar en golpes de fuerza, pero si las circunstancias que estamos viviendo continúan, eso se puede presen­tar y el pueblo lo va a apoyar, sea de derecha o de izquierda".

Escrito por Carlos Cárdenas Lares (1991). Extraído de ¡Play Ball! Vida y Anécdotas de Roberto “Tarzán” Olivo.

No hay comentarios: