A continuación
traemos para ustedes un extracto del libro escrito por el conocedor del deporte
venezolano Carlos Cárdenas, del cual casi por mera casualidad quisimos publicar
estas líneas para reflejar como los personajes de épocas anteriores percibían
la política y la sociedad venezolana de aquel entonces. La historia que leerá a
continuación es prácticamente, lo que toda la gente responde al unísono cuando
se le pregunta por la Historia Contemporánea de Venezuela antes de 1998. Roberto “Tarzán” Olivo es una de
las figuras más representativas del beisbol, deporte rey en Venezuela.
De 1914 a esta fecha, son muchos los
procesos socio-políticos que
han ocurrido en Venezuela y pocas las personas que han tenido el
privilegio, o la desdicha, de ser testigos de todos ellos.
Sí, testigo de férreas dictaduras como las de
Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez,
pasando por regímenes de transición como los de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, hasta llegar
a los gobiernos democráticos que han
regido los destinos del país desde 1958. Uno de los contados seres que han logrado resistir gobiernos tan disímiles, pero
en el fondo tan parecidos, es Roberto Olivo.
La política
comenzó a ser tema de interés en la vida de "Tarzán"
desde muy temprana edad, ya que su padre, Don
Roberto, fue diputado al Congreso Nacional por el estado Mérida durante los últimos años
del régimen gomecista, pese a que la bella región andina nunca había tenido el placer de recibirlo
en sus tierras.
"Mi papá fue diputado en
la época de Gómez", recuerda Roberto, cuando
comienza a pasearse por los
distintos sistemas que han manejado la nación desde
que él era un infante.
"El Dr. Pedro Rafael Tinoco, quien pertenecía al
gabinete ejecutivo, era íntimo amigo de mi padre. Como en aquella época los
diputados eran escogidos directamente por el general Gómez, Tinoco
propuso a mi papá para el Congreso. Elno estaba de acuerdo con el nombramiento, por lo que, al
principio, se negó:
-Pero Pedro Rafael, yo no sé nada de política. Mejor consígueme
otra cosa -fue su respuesta.
-No, no, Roberto, tienes que aceptar. Eso ya está hablado
con el general Gómez. Vas como diputado por el estado Mérida -le insistió su
amigo.
-¡Por Mérida!
Resulta que mi papá no conocía el estado Mérida.
Quizás para Don Roberto fue
traumático pensar que iba a representar en el Parlamento, a un territorio en el cual
nunca había estado. Lo que seguro no imaginó jamás, es que hoy
en día, a más de medio siglo de la desaparición de El Benemérito, tal
costumbre sigue siendo el pan de cada día en esta Venezuela
nuestra.
Lo cierto es que Tinoco se impuso y Don Roberto llegó al Congreso Nacional. A partir
de 1930 y hasta el 35, invirtió gran parte de su tiempo en las largas sesiones del Poder Legislativo y, al fin, pudo
conocer los bellos páramos andinos.
Con el sueldo de diputado y los viáticos que devengaba por los viajes de Caracas a Mérida y viceversa, pudo comprar la
casita de San José:
"Los diputados tenían viáticos por trasladarse a la capital desde el estado al cual
representaban", relata "El
Garzón". "A los de Mérida les correspondían dos mil
bolívares por viaje y disfrutaban de una dieta de 80 bolívares diarios, lo que quiere decir que
mi papá ganaba 2400 bolívares que, en aquel tiempo, era dinero... De allí
provino nuestra mejoría económica y, fue entonces, cuando pudimos comprar la
casa de San José que, anteriormente, había
sido de mi abuelo, el general Justiniano Márquez Ayala".
No obstante ser su padre una figura relativamente importante dentro del régimen, en muchas oportunidades Roberto acompañó a sus
amigos del Club San Bernardino a
manifestar, muy disimuladamente por
cierto, en contra de "El Bagre de Maracay".
"Los
muchachos del San Bernardino éramos contrarios a Gómez. Por
eso, los martes de carnaval hacíamos
un simulacro del entierro de una sardina. Al general Gómez le decían
"El Bagre de Maracay" y nosotros poníamos una sardina enorme en una
tarima y la enterrábamos, íbamos de casa en
casa en San José, acompañados de
música en una manifestación disimulada
de nuestro rechazo".
A "Tarzán" le viene a su memoria aquellas cosas
que salían del
ingenio del pueblo que, sin atreverse a rebelarse, definitivamente, contra el
tirano, buscaba la manera de exteriorizar sus sentimientos e ideas en procura de un régimen distinto. Es así como Olivo
evoca unos famosos e irónicos versitos
que le sacó el pueblo al dictador;
"Como Simón Bolívar
y Gómez nacieron el mismo día, la gente repetía unos versitos que decían:
-Por una
feliz coincidencia, nacieron el mismo día, el que libertó la patria y el que la
tiene jodia...
Al morir Gómez, invirtieron el sentido y decían:
-Por una
feliz coincidencia, murieron el mismo día, el que libertó la patria y el que la
tenía jodia...
Y el que la
tenía
jodia cayó ante la muerte, no se sabe si realmente el 17 de diciembre de 1935,
pero lo verdadero es que la historia lo registra así. Con la desaparición del
duro hombre de La Mulera, la Presidencia de la República es asumida por su
Ministro de Guerra, el general Eleazar López Contreras, quien a su vez, da paso
en 1941, a otro militar y también titular de ese despacho, el general Isaías
Medina Angarita.
Estos dos
hombres se dan a la tarea de lograr una transición pacífica hacia la democracia, tratando
de evitar que se produjeran fuertes enfrentamientos entre los viejos
gomecistas, que aspiraban a una continuación abierta del régimen de El
Benemérito", y los jóvenes integrantes de los grupos pro-demócratas, que
ansiaban otro rumbo para la nación.
Sin embargo,
el 18 de octubre de 1945, cuando el cuadro político parecía estar listo para la elección,
a través del Congreso Nacional, de Ángel Biaggini como Presidente de la
República, en lo que sería la última escogencia no directa, universal y secreta
que se llevaría a cabo antes de abrirle paso a la democracia, un grupo
conformado por jóvenes militares y miembros del partido Acción Democrática dan
un golpe de estado a Medina Angarita y la llamada Junta Revolucionaria de
Gobierno toma el poder.
"Los
días que sucedieron a la muerte de Gómez, fueron de gran agitación, pero
a la vez, de acomodo del país", afirma el chief umpire, con la seguridad
que le brinda la experiencia y la posibilidad de analizar los hechos en frío.
"Con
los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita -advierte-, se encaminó la nación hacia
la democracia. Pienso que ellos venían conduciendo a Venezuela hacia un proceso
democrático. Medina realizó una labor extraordinaria, siempre al lado del
pueblo. Luego vino, desgraciadamente, el golpe del 18 de octubre, que
pensábamos iba a ser una maravilla, y que trajo como resultado el arribo a la
presidencia de Rómulo Gallegos".
Muchos
observadores de la época piensan que la pomposamente denominada
"Revolución de Octubre", lo que vino fue a significar un retraso en
la llegada del sistema democrático. Olivo lo cree así:
"La caída de Medina entorpeció
la búsqueda de la democracia, porque cuando se montó Gallegos, hubo una serie
de cosas negativas que provocaron su caída y el advenimiento de la Junta
Militar, en la cual participaba el que, a la postre, se convertiría en el nuevo
dictador: Marcos Pérez Jiménez.
A
mí lo que me extraña es que cuando tumban a Gallegos, el partido que lo
apoyaba no apareció por ninguna parte, realmente no sé qué se hizo Acción
Democrática en ese momento. En cambio, cuando derrocaron a Medina, hubo muchos
muertos, en especial, policías que lo respaldaban".
Escrito por Carlos Cárdenas Lares (1991). Extraído de ¡Play Ball! Vida y
Anécdotas de Roberto “Tarzán” Olivo.
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