miércoles, 9 de noviembre de 2011

¡Ponche a los políticos! Una visión de la historia venezolana según Roberto Olivo. (I Parte)


A continuación traemos para ustedes un extracto del libro escrito por el conocedor del deporte venezolano Carlos Cárdenas, del cual casi por mera casualidad quisimos publicar estas líneas para reflejar como los personajes de épocas anteriores percibían la política y la sociedad venezolana de aquel entonces. La historia que leerá a continuación es prácticamente, lo que toda la gente responde al unísono cuando se le pregunta por la Historia Contemporánea de Venezuela antes de 1998. Roberto “Tarzán” Olivo es una de las figuras más representativas del beisbol, deporte rey en Venezuela.

     De 1914 a esta fecha, son muchos los procesos socio-políticos que han ocurrido en Venezuela y pocas las personas que han tenido el privilegio, o la desdi­cha, de ser testigos de todos ellos.

     Sí, testigo de férreas dictaduras como las de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, pasando por regímenes de transición como los de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, hasta llegar a los gobiernos democráticos que han regido los destinos del país desde 1958. Uno de los contados seres que han logrado resistir gobiernos tan disímiles, pero en el fondo tan parecidos, es Roberto Olivo.

     La política comenzó a ser tema de interés en la vida de "Tarzán" desde muy temprana edad, ya que su padre, Don Roberto, fue diputado al Congreso Nacional por el estado Mérida durante los últimos años del régimen gomecista, pese a que la bella región andina nunca había tenido el placer de recibirlo en sus tierras.

     "Mi papá fue diputado en la época de Gómez", recuerda Roberto, cuando comienza a pasearse por los distintos sistemas que han manejado la nación desde que él era un infante.

"El Dr. Pedro Rafael Tinoco, quien pertenecía al gabinete ejecutivo, era íntimo amigo de mi padre. Como en aquella época los diputados eran escogidos directamente por el general Gómez, Tinoco propuso a mi papá para el Congreso. Elno estaba de acuerdo con el nombramiento, por lo que, al principio, se negó:

-Pero Pedro Rafael, yo no sé nada de política. Mejor consígueme otra cosa -fue su respuesta.
-No, no, Roberto, tienes que aceptar. Eso ya está hablado con el general Gómez. Vas como diputado por el estado Mérida -le insistió su amigo.
-¡Por Mérida!
Resulta que mi papá no conocía el estado Mérida.

     Quizás para Don Roberto fue traumático pensar que iba a representar en el Parlamento, a un territorio en el cual nunca había estado. Lo que seguro no imaginó jamás, es que hoy en día, a más de medio siglo de la desaparición de El Benemérito, tal cos­tumbre sigue siendo el pan de cada día en esta Vene­zuela nuestra.

     Lo cierto es que Tinoco se impuso y Don Roberto llegó al Congreso Nacional. A partir de 1930 y hasta el 35, invirtió gran parte de su tiempo en las largas sesiones del Poder Legislativo y, al fin, pudo conocer los bellos páramos andinos. Con el sueldo de dipu­tado y los viáticos que devengaba por los viajes de Caracas a Mérida y viceversa, pudo comprar la casita de San José:

     "Los diputados tenían viáticos por trasladarse a la capital desde el estado al cual representaban", relata "El Garzón". "A los de Mérida les correspondían dos mil bolívares por viaje y disfrutaban de una dieta de 80 bolívares diarios, lo que quiere decir que mi papá ganaba 2400 bolívares que, en aquel tiempo, era dinero... De allí provino nuestra mejoría económica y, fue entonces, cuando pudimos comprar la casa de San José que, anteriormente, había sido de mi abuelo, el general Justiniano Márquez Ayala".

No obstante ser su padre una figura relativamente importante dentro del régimen, en muchas opor­tunidades Roberto acompañó a sus amigos del Club San Bernardino a manifestar, muy disimuladamente por cierto, en contra de "El Bagre de Maracay".

"Los muchachos del San Bernardino éramos con­trarios a Gómez. Por eso, los martes de carnaval hacíamos un simulacro del entierro de una sardina. Al general Gómez le decían "El Bagre de Maracay" y nosotros poníamos una sardina enorme en una tarima y la enterrábamos, íbamos de casa en casa en San José, acompañados de música en una manifestación disimulada de nuestro rechazo".

A "Tarzán" le viene a su memoria aquellas cosas que salían del ingenio del pueblo que, sin atreverse a rebelarse, definitivamente, contra el tirano, buscaba la manera de exteriorizar sus sentimientos e ideas en procura de un régimen distinto. Es así como Olivo evoca unos famosos e irónicos versitos que le sacó el pueblo al dictador;
     "Como Simón Bolívar y Gómez nacieron el mismo día, la gente repetía unos versitos que decían:
-Por una feliz coincidencia, nacieron el mismo día, el que libertó la patria y el que la tiene jodia...
Al morir Gómez, invirtieron el sentido y decían:
-Por una feliz coincidencia, murieron el mismo día, el que libertó la patria y el que la tenía jodia...

     Y el que la tenía jodia cayó ante la muerte, no se sabe si realmente el 17 de diciembre de 1935, pero lo verdadero es que la historia lo registra así. Con la desaparición del duro hombre de La Mulera, la Pre­sidencia de la República es asumida por su Ministro de Guerra, el general Eleazar López Contreras, quien a su vez, da paso en 1941, a otro militar y también titular de ese despacho, el general Isaías Medina Angarita.

     Estos dos hombres se dan a la tarea de lograr una transición pacífica hacia la democracia, tratando de evitar que se produjeran fuertes enfrentamientos entre los viejos gomecistas, que aspiraban a una continua­ción abierta del régimen de El Benemérito", y los jóvenes integrantes de los grupos pro-demócratas, que ansiaban otro rumbo para la nación.

     Sin embargo, el 18 de octubre de 1945, cuando el cuadro político parecía estar listo para la elección, a través del Congreso Nacional, de Ángel Biaggini como Presidente de la República, en lo que sería la última escogencia no directa, universal y secreta que se lle­varía a cabo antes de abrirle paso a la democracia, un grupo conformado por jóvenes militares y miembros del partido Acción Democrática dan un golpe de es­tado a Medina Angarita y la llamada Junta Revolu­cionaria de Gobierno toma el poder.

     "Los días que sucedieron a la muerte de Gómez, fueron de gran agitación, pero a la vez, de acomodo del país", afirma el chief umpire, con la seguridad que le brinda la experiencia y la posibilidad de analizar los hechos en frío.

     "Con los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita -advierte-, se encaminó la nación hacia la democracia. Pienso que ellos venían conduciendo a Venezuela hacia un proceso democrático. Medina realizó una labor extraordinaria, siempre al lado del pueblo. Luego vino, desgraciadamente, el golpe del 18 de octubre, que pensábamos iba a ser una maravilla, y que trajo como resultado el arribo a la presidencia de Rómulo Gallegos".

     Muchos observadores de la época piensan que la pomposamente denominada "Revolución de Octubre", lo que vino fue a significar un retraso en la llegada del sistema democrático. Olivo lo cree así:
"La caída de Medina entorpeció la búsqueda de la democracia, porque cuando se montó Gallegos, hubo una serie de cosas negativas que provocaron su caída y el advenimiento de la Junta Militar, en la cual participaba el que, a la postre, se convertiría en el nuevo dictador: Marcos Pérez Jiménez.

     A mí lo que me extraña es que cuando tumban a Gallegos, el partido que lo apoyaba no apareció por ninguna parte, realmente no sé qué se hizo Acción Democrática en ese momento. En cambio, cuando derrocaron a Medina, hubo muchos muertos, en espe­cial, policías que lo respaldaban".

Escrito por Carlos Cárdenas Lares (1991). Extraído de ¡Play Ball! Vida y Anécdotas de Roberto “Tarzán” Olivo.

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