El Siglo XXI es para muchos, el momento de la decisión; la
decisión de sobrevivir o desaparecer lentamente. Creemos que en este siglo, si
se quiere que la humanidad continúe, muchas cosas que nos parecen normales
deberán cambiar; por ejemplo el modo frenético de consumir, gastar y derrochar
los recursos naturales sin reponerlos o restaurarlos, claro está que algunos no
son renovables. Se ha hecho tan importante, en estas últimas décadas, entender
la relación naturaleza-humanidad, que la ecología salió de la atmósfera
científica para posicionarse en la política; lo que es un hecho, si se quiere,
sorprendente.
Es así, la ecología política
parece tener, por ahora, el único discurso que puede hacer frente a los
problemas que padece las sociedades actuales. El capitalismo, el liberalismo,
el marxismo, y sus corrientes, se quedaron prácticamente escasos de ideas, y ya
casi no tienen nada que brindarles a los pueblos que literalmente están
“hambrientos”, superpoblados, excluidos y ecológicamente desequilibrados. El
resultado de esto, es que esas viejas ideologías han tenido que mutar entre sí,
para sobrevivir en la comunidad política, consiguiéndonos con cosas como el
“Capitalismo Popular”, por poner un ejemplo local.
La cuestión ha llegado al punto tal
que, poco a poco todo va adquiriendo un adjetivo común: Eco, verde,
sostenible (Ecología); vb. Ecosocialismo, Capitalismo verde, Ecoempresa,
Desarrollo Sostenible, Ecoanarquía, etc. Esto nos puede dar razón del poder
preponderante que la ecología va adquiriendo en la política. La Ecología
Política lleva un mensaje y un discurso transversal, porque trastoca los
problemas más arraigados en todos los ámbitos de nuestra sociedad. En la
actualidad, muchos se empiezan a cuestionar seriamente hacia dónde vamos con
todo lo que hacemos, “yo quiero lo que una vez soñé ser o hacer, quiero
desarrollar mis habilidades, mis potenciales, para alimentar mi espíritu; pero
parece que hay algo que no nos deja y ese es el trabajo sin sentido. Porque
afrontémoslo, aquí muchos trabajan para que otro pueda tener lo que yo nunca
podré, ni trabajando todos los días”.
De esta manera, podemos ver como
las luchas políticas y sociales, se van acercando más a las luchas ecológicas,
porque se adquiere conciencia o simplemente se reconoce que no nos queda mucho
si seguimos devorándonos La Tierra. ¿Pero dónde están las luchas ecológicas en
Venezuela? Pues sólo pertenecen a ONG’s y movimientos; pero a la política no le
importa, pues parece distraerle otra cosa: El Socialismo del Siglo XXI.
Venezuela, a dos meses de terminar
el onceavo año del Siglo XXI, sigue en una lucha del siglo XX; una lucha, que
cabe destacar, Venezuela no conoció mucho en el siglo pasado. Todas la atención
está fija en el Chavismo-Oposición, en donde el primero tiene un mensaje y una
hipnotizante elocuencia, pero una decepcionante acción y un proyecto de país
solo para los “rojos rojitos”; al otro lado tenemos a la “Unidad”, de la cual
no se conoce ni mensaje, ni proyecto, ni elocuencia; solo la acción de algunos
pocos que valen la pena y de otros que quieren volver al fracasado bipartidismo
AD-COPEI. El único objetivo es derrotar al gobierno, lo que es una idea muy
atrayente.
De manera pues que Venezuela se
pierde sin rumbo, porque ninguna de las partes propone una solución viable; una
propone un modelo que sin dinero es imposible sostenerlo y el otro, el modelo
brilla por su ausencia. La ecología política, en Venezuela sólo parece ser una
aventura de algunos como el MOVEV, MOVERSE, la naciente Ecología Cuentas Claras
y algunos otros que se pasarán por alto. La lucha Capitalismo-Socialismo arropa
la óptica política de estos días; pero esa no es la lucha de este siglo.
Por tercer siglo consecutivo, Venezuela
entrará tarde a la época que se vive en el mundo. En el siglo XIX, el llamado
era a la libertad y a la independencia, no fue hasta 1821 cuando se logró y
luego en 1830, cuando se logró la estabilidad republicana, que con el tiempo el
caudillismo la perdería. Después en el siglo XX, el llamado era a la
democracia, y no fue hasta 1935, con la muerte de Juan Vicente Gómez, que
comenzó ese proceso de germinación democrática, y luego hasta 1958 cuando se
consolidó, pero luego la corrupción y la exclusión la traicionarían. Ahora, en
pleno siglo XXI, con un caos medioambiental sin solución política visible, los
venezolanos tenemos los índices de contaminación en niveles criminales. La
lucha del siglo XXI es contra la contaminación, contra todo aquello que perturbe
el equilibrio ecológico y para quienes todavía no quieren entender, ya sea por
miedo, por soberbia o por codicia, hacerlos entender que ellos valen lo mismo
que los que si entendemos, pero que nosotros juntos no valemos nada sin La
Tierra.
¿Pero qué podemos hacer unos jóvenes como nosotros ante una tarea que demanda
cambios mundiales? Una vez dijo alguien que “todo lo que hagamos es
insignificante, pero es importante que lo hagamos”. Amigo, hermano, nosotros
creemos en ese mundo mejor, sano y donde todos quepamos, y queremos convertir
ese sueño en realidad y compartirlo contigo, pero queremos que tú también
participes en la construcción de esa sociedad. Lo único que te podemos decir es
que todavía hay tiempo de rectificar, pero que no perdamos ni un segundo más.
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