Desde la aparición del movimiento ecologista en la
escena mediática, numerosas voces de pensadores y teóricos discuten su
posicionamiento en el tablero político heredado de la oposición entre izquierda
y derecha. Frente a este panorama binario, los Verdes alemanes en su fundación
en 1984 hicieron famoso el lema “la ecología no está ni a la izquierda, ni a la
derecha sino que va por delante”. Mientras tanto, el ecologismo político
francés establecía el “ni-ni”: ni de izquierda, ni de derecha. Cuando nace el
Movimiento Ecológico de Venezuela en una coyuntura electoral e inspirado en los
Verdes Peruanos asimilamos este lema No somos de Izquierda, Ni de derecha,
somos del Centro y Pa’ lante con el Tema Ambiental; No ofrecemos la Luna, sino
que garantizamos la Tierra. Y de allí en el año 2008 y una vez legalizados ante
el CNE, hemos buscado un equilibrio, ante tan marcada polarización para
fortalecernos como organización política ecológica y para llegar a una inmensa
mayoría de Venezolanos que no se sienten identificados en ningunos de los dos
extremos. En conclusión, el MOVEV, quiere ser una verdadera alternativa con un
proyecto de país en el marco de la Ideología de la Ecología Política.
Escenario
político
Mientras que se sigue clasificando en Venezuela las
teorías y fuerzas políticas según un eje tradicional y unidimensional
(derechas/izquierdas), los anglosajones utilizan a menudo un esquema
bidimensional basado en el eje clásico -de corte económico- “izquierda/derecha”
y otro eje de corte social llamado “autoritario/libertario”.
Sin embargo, con la llegada del ecologismo en el terreno socio-político y la necesidad de tomar en cuenta también los aspectos medioambientales, parece imprescindible hoy en día añadir un tercer eje a este modelo teórico. Este tercer eje corresponde a la dialéctica fundamental planteada por la ecología política entre productivismo y antiproductivismo. Dejaremos claro aquí que por “antiproductivismo” no se entiende el rechazo de la producción o de la productividad sino el rechazo de la creencia basada en el crecimiento ilimitado y el aumento de la producción material y económica como principales fuente de riqueza y fines de las organizaciones humanas. Por lo tanto, llegamos a un nuevo esquema tridimensional que suponemos más adaptado a la complejidad de nuestras sociedades y nuevos retos ecológicos. En este escenario político la realización del Congreso Ideológico Verde Venezolano, asumimos este inmenso compromiso de constituir un Tercer eje con amplio respaldo de la sociedad Venezolana.
La
ecología política en este nuevo escenario
La conciencia y exigencia ecológica nace de los desastres
medioambientales fruto de los productivismos tanto capitalista -paradigma hoy
dominante- como marxistas. Por otro lado, la explotación intensiva de los
recursos naturales lleva un cambio radical de las relaciones entre la humanidad
y la naturaleza. Frente a estas nuevas fracturas por encima del eje
unidimensional izquierda-derecha, la Ecología política aporta una visión
crítica, transformadora y global que toma en cuenta y vincula permanentemente
los aspectos ecológicos y sociales.
Al luchar por la sostenibilidad ecológica, su identidad fundadora y federadora, la Ecología Política se encuentra definitivamente –y sola- en el extremo del eje antiproductivismo. Al defender la justicia social y la libertad individual y al criticar el papel de las autoridades jerárquicas o burocráticas (como el patriarcado o el Estado), tiende a inclinarse al mismo tiempo hacia el eje “libertario”.
En cuanto al eje económico izquierda-derecha, no se puede llegar a una conclusión tajante dado el amplio abanico de posturas actuales en la familia ecologista. Si se admite por ejemplo: que el ecologismo en Europa puede variar desde el ecoliberalismo hacia el ecosocialismo, se podría avanzar que tiende a rechazar al mismo tiempo las tesis neoliberales y el marxismo ortodoxo hacia la búsqueda de una deseada tercera vía.
Ecología política
Por un lado, la ecología política plantea la cuestión
del sentido de la producción. Lo que nos lleva a preguntarnos si la oposición
capital-trabajo sigue todavía determinante. De hecho, más allá del reparto
equitativo entre capital y trabajo y de la colectivización de los medios de
producción, es crucial la cuestión de la orientación de la producción. La
verdadera pregunta es por lo tanto: ¿por qué, para qué y cómo producimos? Por
otro lado, la ecología política critica de manera aguda la dialéctica y oposición
clásica entre cultura y naturaleza. Frente a esta visión cientificista y
determinista del progreso, propone una “nueva alianza” entre seres humanos y
naturaleza donde las sociedades humanas no viven fuera de los ecosistemas sino
que pertenecen al mundo natural con el cual mantienen una relación viva,
retroactiva y dinámica.
A nuestro entender, la ecología política toma en cuenta que el modo de interpretación debe adaptarse al mundo social contemporáneo y, por lo tanto, debe cambiar con la historia y se convierte así en la nueva esperanza para el siglo XXI. Por estas razones, como lo recuerda Alain Lipietz, parece más correcto utilizar el término “ecología política” (o “ecologismo”) para referirse a la complejidad del mundo y a las nuevas fuerzas transformadoras. Es decir: EN EL MARCO DEL CONGRESO IDEOLÓGICO VERDE VENEZOLANO DEBEMOS ASUMIR SIN NINGÚN COMPLEJO SER UN ECOLOGISTA.
Recopilado, adaptado y
elaborado por: Dr. Manuel Díaz
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