Los contenedores en los que se guardan los residuos
radiactivos, se hinchan con los gases y a través de fugas salen a la tierra
circundante. Así se expresa Cousteau en el capitulo sobre la energía nuclear.
Denuncia que cientos de centrales nucleares envejecidas se acercan a la
obsolescencia mientras las compañías y los países que las construyeron no
tienen ni dinero para desmontarlas ni lugar donde enterrar las partes
contaminadas. Las agencias gubernamentales han eludido el problema de proteger
a los ciudadanos simplemente haciendo caso omiso de ellos, vertiendo líquidos
radiactivos en los ríos y bombeando toneladas en la tierra, utilizando el sello
de “seguridad nacional” para mantener sus sucios secretos ocultos a los ojos de su propio pueblo.
Nos relata el atroz asesinato de cientos de miles
de personas civiles en Hiroshima y Nagasaki, como el Presidente de Estados
Unidos Harry Truman quiso ser el administrador de esa nueva arma letal e
intentar que solo ellos tuvieran la bomba para erigirse superiores a las demás
potencias.
Deja claro que la energía nuclear es la fuente más
cara a causa de los costes astronómicos de la construcción de unas centrales lo
bastante resistentes como para soportar una irradiación constante, por no
mencionar la arremetida radiactiva de posibles accidentes. El físico y premio
Nobel Henry Kendall, ha calculado, que una central nuclear grande produce
la cantidad de radiactividad de vida larga que liberaría la detonación de casi
dos mil bombas de Hiroshima. Para pagar las nuevas centrales, la industria de
Estados Unidos cargó a los consumidores incrementos de las tarifas eléctricas
de hasta un 50 por ciento. Hoy día, más de un centenar de centrales nucleares
en ese país han sido canceladas.
El accidente de la Central Nuclear de Fukushima por
un tsunami en Japón (2011), donde han muerto centenares de personas y
cientos más que se irán produciendo con el paso del tiempo, ya lo auguraba
Jacques Cousteau en este capítulo de su libro. Decía hablando de la inseguridad
de estas centrales radiactivas preguntándose ¿Qué precio pagarán por las
decisiones de hoy de abrazar más fuertemente la energía nuclear? ¿Cómo puede
ningún simple mortal afirmar que tienen poder sobre las incógnitas de los
250.000 años que durante los cuales los residuos nucleares seguirán siendo
peligrosos? ¿Podemos realmente creer todos los imponderables y todos los
impredecibles del planeta, los tsunamis, los movimientos geológicos, incluso
asteroides, respetarán la integridad de nuestros almacenes de residuos y
nuestras centrales nucleares? Cada año sacude la Tierra unos 100.000
terremotos.
También como en algunos otros lugares del libro,
Jacques invita a la revolución pacífica, a lo que el 15 M o Democracia Real Ya
ha hecho tímidamente en España y en muchos lugares de Europa o la llamada
revolución árabe, donde algunos dictadores han sido destronados por el ímpetu
del pueblo y la unión de los ciudadanos. Nos dice claramente Cousteau,
que la decisión tomada por unos pocos políticos de unas pocas naciones
nos afecta a todos. Podemos evitar que negocien con nuestras vidas y con las
vidas de nuestros hijos. Basta con que nos demos cuenta de que no necesitamos
rendirnos a las dementes irracionalidades de unas docenas de hombres cuando
nosotros somos miles de millones de personas.
Por Pedro Pozas Terrados.
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