La escuela, según DEU, no
se debe ni utilizar para suprimir todas las diferencias y distinciones
culturales, ni para reforzar la segregación y el aislamiento de minorías. El
modelo asimilacionista asume que los inmigrantes y los miembros de la minorías
se educarán en escuelas públicas, así se garantiza que se les enseñará
básicamente el mismo material que a otros miembros de la sociedad. Un modelo de
diversidad ilimitada requiere el establecimiento de escuelas separadas con
apoyo público y planes de estudios distintos para los diversos grupos étnicos
desde el jardín de la infancia hasta el último grado de la escuela secundaria,
tal como, por ejemplo, escuelas musulmanes o judías separadas, a tiempo
completo.
Por el contrario, DEU,
sugiere que una proporción importante del plan de estudios, quizá el 85 por ciento
o más, debe seguir siendo universal (es decir, parte de los procesos que
fomentan la unidad). Las ventajas de compartir un 85 por ciento del plan de
estudios no solo radican en asegurarse que todos los miembros de la generación
siguiente se exponen en una medida considerable de los mismos materiales
didácticos y narrativas, sino también a que se mezclarán socialmente. La
enseñanza del mismo material pero en escuelas étnicas segregadas es
incompatible con nuestro planteamiento. Aunque los profesores de todos las
procedencias deben ser bienvenidos, hay que insistir en que los niños deben ser
educados no solo por los profesores de su mismo grupo.
Las minorías deben tener la
posibilidad de elegir un 15 por ciento de asignaturas del plan de estudios, en
la forma de optativas o de clases alternativas, en las que los estudiantes
interesados en un tema o historia o tradición propia pudieran acceder al
conocimiento de la diversidad que nos enriquece a todos. El contenido
universal, por otra parte, del plan de estudios se debe adaptar para incluir
culturas e historias de las minorías.
La educación bilingüe puede
ser utilizada, pero solamente durante la transición hacia una fase de
entendimiento plural y no como modo de perpetuar la segregación (nos referimos
a la educación que se da en las lenguas de inmigrantes y no a las políticas
educativas en un país que ha abrazado históricamente dos o más idiomas).
De
preocupación especial será la enseñanza de valores. Esto es
importante por el hecho de que muchos de los conflictos más discutibles de
escuelas, desde la supresión de crucifijos a requerir a muchachas musulmanas
usar trajes de baño o prohibir los turbantes tradicionales de los Sikhs, se
relacionan con la religión. Las escuelas deben ayudar a desarrollar el carácter
y a enseñar valores básicos más bien que simplemente ser instituciones para
aprender instrucción. Se debe también asumir que las clases que todos los
alumnos deberán atender (el sector de la unidad del 85 por ciento o más)
incluirán las clases talleres en las cuales los valores cívicos básicos serán
enseñados, por ejemplo el respecto por la constitución o las leyes orgánicas,
los derechos humanos, el mérito de la democracia, y el valor del respecto mutuo
entre diversas subculturas. Pero tal esfuerzo puede no ser suficiente para
proporcionar la necesaria educación del carácter y es poco probable que por sí
misma pueda proporcionar un suficiente substituto para los valores sustantivos
enseñados en el pasado por las religiones. ¿Qué valores sustantivos deben
inculcar las escuelas más allá de las virtudes cívicas?
La oferta de una escuela
pública para cada religión (en línea con la noción del reconocimiento oficial
igual de todas las religiones) y permitir que los estudiantes elijan, ayuda la
diversidad, pero hace poco por la unidad. Una forma de mejorar esto es que las
escuelas públicas trabajen con los distintos grupos religiosos para asegurarse
que los profesores seleccionados para la enseñanza religiosa (y los materiales
didácticos que utilizan) defienden los valores de una sociedad libre y plural.
Sobre todo, si no se destierra el fundamentalismo de los salones de clases, no
se podrá hallar un núcleo suficiente de valores compartidos. Puede admitirse
que alguien defienda que una democracia debe tolerar la enseñanza de valores
contrademocráticos siempre y cuando ello se haga dentro del sistema
democrático.
Para muchos de nosotros las escuelas públicas pueden
proporcionar un ambiente en el cual expongan al alumnado a una base rica de
valores compartidos que protejan contra el fundamentalismo, y mezclen a los
niños de diversas procedencias sociales y religiosas. Otros consideramos que
ello se puede alcanzar en escuelas controladas por un grupo étnico o religioso,
siempre que el estado se asegure de que todas las escuelas enseñen una base
fuerte de valores compartidos. En cualquier caso, los mismos criterios
esenciales deben aplicarse para que las escuelas, públicas o privadas, puedan
proporcionar oportunidades eficaces de moverse hacia un modelo DEU, que apuesta
por la integración y los valores compartidos, en contraste a un modelo
asimilacionista o uno multiculturalista con escuelas separadas.
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