martes, 22 de noviembre de 2011

El auge del ecologismo tiñe de verde la política


La crisis medioambiental, social y económica está generando movimientos hasta hace poco inusitados. Los movimientos ecologistas, que en un principio asomaron tímidamente la cabeza en el terreno político, poco a poco se están introduciendo con fuerza en todos los ámbitos sociales. Sus propuestas son globalizadoras como lo son los problemas que acechan al planeta, y ofrecen una visión humanizada tanto para el ser humano como para la sociedad y la economía.

    En zonas como América Latina se dan todas las circunstancias para que los partidos políticos verdes tengan cada día mayor peso y convenzan a las poblaciones que sufren de pobreza y del menoscabo de sus recursos por parte de los países del Norte. Lo vimos el pasado año en Colombia donde el Partido Verde llegó a la segunda vuelta de las presidenciales, y en Brasil, el Partido Verde, encabezado por Marina Silva, se convirtió en la tercera fuerza política.

América Impulsa la Conciencia Verde
     Constituida en Ciudad de México, en 1997, la Federación de Partidos Verdes de las Américas (FPVA) reúne en torno suyo a los partidos políticos de corte ecologista del continente y alienta la creación de este movimiento en todos sus países. La Federación participa activamente en el movimiento Global Verde, conformado por todos los Partidos Verdes Ecologistas del mundo, agrupados en las Federaciones de África, América, Asia-Pacífico y Europa.

     En Europa, el Partido Verde Europeo integra a todos los partidos verdes de Europa y tienen un espacio político real. Mientras que en Australia, el movimiento verde está instalado sólidamente y posee representación política en las instituciones desde hace tiempo.

     Florent Marcellesi (Angers, Francia, 1979) es uno de los precursores de la conciencia verde en Europa. El político e investigador francés se  inició en la organización juvenil de Los Verdes franceses, en donde fue secretario federal y candidato en las elecciones europeas de 2004 en la lista de Les Verts, enmarcado dentro del Partido Verde Europeo.

     Cabeza de lista de Los Verdes a las municipales en la ciudad norteña española de Bilbao en 2007, se convirtió en secretario internacional de Los Verdes españoles desde donde se encarga de las relaciones con el Partido Verde Europeo. En 2008, representa el movimiento verde español en el II Congreso de Los Verdes Mundiales. Ha sido coportavoz de Berdeak-Los Verdes del País Vasco, de la Coordinadora Verde, y en la actualidad es miembro de la Comisión Promotora de Equo.

     Durante el Foro Social Mundial 2008, en Nairobi, Kenia, Marcellesi participó en la fundación de la red de los Jóvenes Verdes mundiales y explica a Efe-reportajes  cuáles son las características comunes a este movimiento ecológico mundial.

      “Los fundamentos de un partido verde tienen su base en torno a las crisis ecológicas. Todas las actividades de la sociedad humana tienen una relación intima con la naturaleza, entendiendo que hay límites ecológicos en el planeta. Así, los tres pilares básicos de un partido verde son la justicia social y ambiental a la vez, en el Norte y en el Sur, y además lo plantea de forma intergeneracional, es decir, teniendo en cuenta las generaciones presentes y futuras”.

Crecimiento Económico Infinito en un Mundo Finito
     Como dijo el economista ecológico Kennet Boulding (Inglaterra, 1910-1993): ‘Cualquier persona que piense que un crecimiento económico infinito es posible en un planeta finito o bien es un loco, o bien es un economista’.

     El político Marcellesi subraya que: “en la actualidad seguimos planteando la misma disyuntiva que Boulding. Este modo de crecimiento infinito no se adapta a un planeta que tiene una capacidad de absorción y unos recursos naturales limitados. Ya estamos llegando al techo del petróleo, si no lo hemos superado ya y, por otro lado, la atmósfera ya no puede aceptar más CO2 del que estamos emitiendo”.

     Los límites de los recursos nos obligan a generar nuevas formas de consumo, como apunta Marcellesi: “Tenemos que volver a enmarcar todas las actividades socioeconómicas dentro de estos límites. Ese es el reto que tenemos, porque la sociedad del bienestar está basada en el crecimiento ilimitado, además de la explotación del espacio ambiental y los recursos del Sur, sin los cuales, en la actualidad, no podría vivir el centro formado por América del Norte, Europa y Australia. Desde cualquier movimiento ecologista proponemos la transformación ecológica, social y democrática de la sociedad”.

     Las emisiones de gases altamente contaminantes, así como los vertidos al océano Pacífico tras la explosión de la central nuclear de Fukushima traspasaron fronteras y degeneró en una crisis a nivel internacional. La tala de árboles en Amazonía, la contaminación de los ríos y océanos o las migraciones ambientales, afectan al planeta en general y a todos nosotros como seres vivos.

     Por ello, como aclara Marcellesi, “el movimiento verde se define no como internacional sino transnacional, porque pensamos que la crisis ecológica lleva consigo el fin de las fronteras. Ya no podemos pensar en los conflictos socio ecológicos sin pensar que tenemos que ir más allá de los propios países. Lo que tenemos son integraciones de lo global a lo local y viceversa por lo que, además de pensar en global, hay que actuar de forma global”.

“Cambiar antes de que llegue la catástrofe”
     En las últimas décadas, la evolución de los movimientos ecologistas ha ido creciendo de la misma manera que lo ha hecho la conciencia de la sociedad sobre los problemas medioambientales, que revelan los desmanes infringidos por el ser humano al planeta.

     La primera reunión mundial de los verdes fue en 1992, aprovechando la Cumbre de Río de Janeiro (Brasil), sin embargo, un paso más importante fue en 2001, cuando se aprobó en Australia la Carta de Canberra, donde se exponen las bases que comparten todos los movimientos verdes que se definen ‘de ecología política’.

      “A partir de ahí, se está construyendo una ideología a nivel mundial, aunque esto resulte muy complicado porque hay diferencias culturales muy fuertes entre América Latina, África o la India”, señala el político.

      “El ser humano solo no puede cambiar nada, pero con más seres humanos en sociedad y en momentos críticos, sí puede modificar muchas cosas. Somos actores de la historia y a veces nos olvidamos de eso, aunque no va a ser fácil porque siempre te encuentras con gente que no quiere el cambio. ¿Quién hubiera dicho hace cinco meses que íbamos a ver una revolución en Egipto y Túnez?, o el nacimiento del movimiento 15M -”indignados-, iniciado en España”, subraya Florent Marcellesi.

      “Hay dos teorías en ecologismo: la de las catástrofes, es decir que sólo si llega una catástrofe la gente va a cambiar; y la de que tenemos que cambiar antes de llegar a la catástrofe porque, si no, habremos llegado demasiado tarde”, añade el político.

     “Pero la historia demuestra que en situaciones de desastres y crisis económicas no se produce el auge de movimientos progresistas, sino de movimientos de extrema derecha. Es lo que está pasando ahora mismo en Europa, que está creciendo la xenofobia y el racismo. Culpar a los demás, a los inmigrantes, de la situación de crisis es lo más simple. Por  otro lado, los verdes representan la esperanza. Tenemos que hacer todo lo posible para salir por las buenas de la crisis, proponiendo alternativas positivas e ilusión”, concluye Florent Marcellesi.


Entrevista a Florent Marcellesi. Realizada por Isabel Martínez Pita/EFE-Reportajes para América Latina.

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